9# mi propia fortaleza

Invitado Vie Nov 14, 2008 11:35 pm

Sasuke siguió caminando mientras pensaba en aquel cascabel ¿Es que desde que Sakura había despertado también había olvidado todo el amor que sentía por él? Sacudió la aceza con fuerzas ¿Qué diantres estaba pensando? A él nunca le había importado que la chica babeara por él, es más, llegaba a molestarle que la chica no se interesase en mejorar, si no tan solo en el… pero ahora era una Sakura distinta, sabía cómo hacer para que este accediese a entrenarla, savia vestir de forma distinta, y aunque su ropa anterior no tenía nada de malo, esta era mucho mejor; se empleaba al máximo hasta conseguir sus objetivos, que ahora eran convertirse nuevamente en una kunoichi, costara lo que costara.

- Sasuke, llegas tarde…- dijo el peliblanco sin despegarse de su apreciado libro.

- Ya, lo siento, es que me he dormido…

- ¡Serás…! por un día que Kakashi sensei llega puntual tu tardas media hora más ¿Es que siempre voy a tener que esperar? –se lamentó Naruto
Sakura estaba sentada en uno de los bancos de un gran parque en el centro de Konoha, bajo la sombra de un cerezo, al que, poco a poco se le caían las hojas, haciendo pequeños remolinos con el viento que poco a poco era más fuerte, despeinando levemente a la chica, pero no le importaba, tan solo estaba sentada allí, viendo a las madres jugando con sus pequeños hijos, parejas enamoradas caminando tomados de la mano, y grupos de chicas o chicos paseando o jugando, según su edad, sin embargo ella estaba sola, así era como se sentía siempre, sola y desamparada… ¿Por qué le pasaban estas cosas a ella? ¿Que había hecho para merecer perder todos sus recuerdos…? miro al cerezo que había tras ella, para después derramar una lagrima, era muy parecido a ella, pronto perdería todas sus flores y hojas, quedándose desnudo, sin nada con que taparse durante todo el invierno, igual que ella… pero ahora sentía que se encontraba en un eterno invierno y que sus flores nunca renacerían…

- Kuso… -mascullo secándose una lagrima – No tengo que seguir llorando por esto, así no lo arreglare… he de hacerme más fuerte.

Se levanto para correr a algún lugar donde nadie la viera, llegando así, tras unos minutos de intensa carrera, a un oscuro callejón rodeado de algunos edificios abandonados, el barrio desierto de Konoha, en el que no había más que indigentes, borrachos… ella tenía estrictamente prohibido acercarse a ese lugar, pero lo hizo, olvidando las prohibiciones de su madre, simplemente pensando en buscar algún lugar en el que nadie la viese entrenar, después de todo tenía que mejorar su kage bushin.
Estaban a punto de dar las seis de la tarde, mientras la señora Haruno corría en busca de su hija, esta no había vuelto desde que habían salido del templo. Maltita sea la hora en la que la deje salir, pensó sin dejar de correr.

-¡SAKURA! –gritaba mientras buscaba con la mirada a su hija.

-¿Ocurre algo? –pregunto un hombre de plateados cabellos, acompañado de otros dos adolescentes.

- ¡oh! ¡Gracias a dios que estas aquí Kakashi-san! Sakura ha desaparecido, por la mañana fue a dar una vuelta… y no ha regresado.

- Tranquila señora Haruno, nosotros la buscaremos. –Miró a los dos chicos – Sasuke tu iras por el este de Konoha, Naruto, tu por el oeste, yo mirare en el resto.

Las horas pasaban y no había rastro de la kunoichi, Sasuke estaba francamente preocupado, después de todo la chica no tenía conocimiento alguno de las artes ninja más que hacer una mala copia de sí misma… era vulnerable a cualquier enemigo que la atacara.

Sasuke pasó por las afueras de Konoha, sabía que no era muy poco probable que la chica se encontrase allí, pero de todos modos busco entre las estrechas callejuelas, y destartaladas fachadas.
Sakura seguía entrenando en aquél estrecho callejón, estaba cansada pero había hecho muchos logros, ya era capaz de crear unas cuantas docenas de clones, aunque más de alguno salía “esmirriado” por así decirlo.

- ¡Voy mejorando! –Dijo para después deshacer a todos los clones creados, mientras las gotas corrían por su cuerpo y gemidos de cansancio brotaban desde su garganta - ¡Que cansancio!

Se sentó contra una pared, cansada, pensando en todo lo que lograría hacer aprendiendo las artes ninja, dedujo que si dirigía su chakra a sus puños o piernas podría dar golpes más fuertes, por lo que se levanto a intentarlo, no tenía nada que perder, además, la chica había perdido por completo la noción del tiempo.
Sintió que alguien se acercaba a ella, por lo que se giro rápidamente, era un hombre de mediana edad que empuñaba un kunai, con una sádica sonrisa.

- Pareces una niñita rica, suelta todo lo que tengas y quizás no te mate y juegue con tu precioso cuerpito.

Los ojos de Sakura se cristalizaron… ¿Que aria en esa situación? No podría defenderse, aun era demasiado débil como para hacerlo… ¡Qué diantres!, pensó, el que no arriesga no gana.
-¡Sakura!-Grito un chico pelinegro que acababa de llegar.

- ¿Refuerzos? Mierda, ya me ha salido mal el atraco, además no eres débil niña… -dijo mientras desaparecía.

-Sasuke kun…- dijo la chica cayendo de rodillas al suelo.

Sasuke se acercó a ella, para evitar que se durmiera ya que sus ojos se serraban involuntariamente.

- ¿Qué haces aquí? Esto no es un buen sitio, además tienes a todos muy preocupados

- Tenia…tenía que entrenar, tengo que ser más fuerte.

- Te has enfrentado a ese tipo tu sola –emboco una media sonrisa – no eres débil.

Sasuke cargo a la joven chica en su espalda, sería mejor que la llevase al hospital rápidamente ya que sus cortes eran preocupantes, mientras esta, debido a la velocidad de los movimientos del chico se abrazo al cuello del chico, pegando su busto a la espalda del pelinegro, logrando que este se sonrojara, deteniéndose para tomar aire.

- Peso mucho… ¿verdad? –dijo la chica media dormida

- hmp…
- No digas…no digas donde me has encontrado…por favor....-Los ojos de Sakura se serraron involuntariamente.

-¡Kuso! ¡No te duermas!-grito Sasuke dejando a la chica en el suelo para intentar despertarla. – ¡Sakura!